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LOS PIRINEOS (Primera parte)



Esta vez me aventuraba en solitario junto a mi compañera de fatigas.
Aproveché a tener un fin de semana largo (Viernes, Sábado y Domingo), y no me lo pensé dos veces.
Cargué mi flaca al coche, y carretera dirección Los Pirineos.
Por fín iba a saborear el ciclismo de carretera desde dentro y experimentar el sufrimiento que estamos acostumbrados a ver desde la televisión, las tardes de verano del Tour de Francia.


Me hospedé en la Ciudad de Lourdes. Una ciudad Francesa que se encuentra en el inicio del Sistema montañoso de los Pirineos.
Famosa por su Santuario y por la Gruta de la Virgen visitada por más de 6 millones de fieles al año.


La misma tarde de mi llegada a Lourdes, no pude resistirme a probar uno de esos famosos Puertos.
Dejé el equipaje en el hotel y mi primer destino fué:

LUZ-ARDIDEN (1.715 m):
Únicamente este Puerto tiene una sola vertiente; Por Luz-St. Sauveur.
Debemos de atravesar el pueblo para adentrarnos a los casi 14 kms de subida (13,9 kms).
Si hablamos de un puerto serpenteado, hablaremos de Luz-Ardiden. Ya que nada más y nada menos debemos de afrontar sus ¡¡¡34 curvas de herradura!!! desde el comienzo hasta el final.
El comienzo es algo duro hasta que dejas atrás los pueblos de Sazos y Grust, con una pendiente media del 10%. Pero no debemos preocuparnos en exceso, ya que hemos pasado lo peor fisicamente.
Porque si de psicolocogicamente hablamos, debemos de estar bastantes fuertes. No debemos alzar demasiado la cabeza al horizonte porque veremos lo interminable, pero a la vez precioso, Puerto de Luz-Ardiden.


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TOURMALET (2.115 m):
Por excelencia el Puerto más mítico de los Pirineos y para muchos el más duro.
Hablamos de un Puerto con ambas vertientes. Se puede coronar tanto por Campan o por Luz-St. Sauveur.
En mi caso fué la mañana del Sábado por Campan, por la vertiente más famosa.
Aquí verdaderamete si que huele a ciclismo, y no precisamente porque coincidiese con el Duatlón del Tourmalet que se celebra cada año, sino por la gran afluencia de ciclistas Franceses, Belgas, Italianos, Españoles... que quieren dejarlo bajo sus pies.
Es un Puerto, que no te deja ni un segundo de respiro. Desde el comienzo hasta el final tienes duras rampas que superar, y eso sin hablar del paso por el pueblo de "La mongie".
El Tourmalet es un puerto que lo tiene todo; Historia, dureza y belleza.
No debemos de olvidar el paso por los dos famosos túneles, que a la salida de ellos, veremos un paisaje espectactular hasta coronar todo una leyenda.














ASPIN (1.489 m):
Segundo Puerto del día.
Después del mítico Tourmalet, me "relajo" para coronar el Puerto más sencillo y solitario de todos.
Durante los 12,1 kms totales del Puerto, no me encontré ni un solo ciclista, ni me crucé con ningún coche.
Únicamente mi compañero de ascensión fué el sol y la fatiga de la anterior ascensión.
Aspin lo inicié por la parte de Arreau; Una pequeña aldea rodeada de naturaleza.
No es excesivamente duro, quitando un par de horquillas que se aproximan al 12% de desnivel. Realmente se puede hacer muy bien e ir disfrutando del "recogido" tramo, a causa de la frondosa vegetación.
Llegamos al último km, y ya solo queda mortalizar el momento. Echar la mirada atrás y observar la belleza de este deporte. Disfruta de la vistas y apúntate otro Puerto más para tus piernas.



AUBISQUE (1.709 m):
Desgraciadamente es el fín de este viaje. Pero no sin antes, intentar subir otro glorioso Puerto, la mañana del Domingo.
Me dirijo a la localidad de Laruns, donde comenzaré el Aubisque durante los 16,6 kms hasta llegar a la cima.
El cansancio de estos dos días atrás, más el viaje y como no, de los Puertos realizados; Van pasando factura a mis piernas. Pero no la ilusión de coronarlo y hacerme la famosa fotografía con las bicicletas gigates, que me esperan en la cima.
Sin dudarlo, el Aubisque es el Puerto más bonito de este gran fin de semana. Habrá muy pocos como él; Y tendrá poco que envidiar a los Puertos más bonitos del Mundo.
Si de dureza hablamos, un par de cosas os puedo decir: Es bastante llevadero...o gracias al espectacular paisaje, te olvidas por completo de la dureza del Aubisque.
Lo dejo a vuestra elección!!!




Finalmente; Después de coronar el Aubisque, solo quedaba darse una buena ducha, coger la carretera de vuelta a casa, y recordar este fin de semana de constante pedaleo.
Espero volver a repetirlo, y no dentro de mucho tiempo.
Sin más, me despido con la fotografía de mi compañero de almuerzo en la cima del Aubisque.
¡HASTA PRONTO!